Ayer acabó en Oporto el "stage" del Real Valladolid. Algo más de una semana que han pasado los integrantes del cuerpo técnico y de la plantilla en Mondariz para hacer piña, trabajar a destajo bajo las ordenes de Miroslav Djukic y de pasar ratos en familia, diversión y risas. Además de jugar 3 partidos amistosos que acabaron con triplete de victorias.
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Once titular, ayer en Oporto, contra el Boavista. |
Todo este buen ambiente que se ha respirado en el grupo hace que la ilusión se vuelva a instaurar en la cabeza de los aficionados blanquivioletas. La actitud mostrada por los nuevos fichajes: Aquino, Jaime, Victor Pérez y Balenziaga. El aire fresco de la cantera: Jordi y Felipe entre otros...y la gran profesionalidad del resto de los integrantes hace que se haga una mezcla de esperanza, de hacer un buen año.
De entre todos y de los que menos se habla es de Alvaro Rubio. El motor del equipo en muchos partidos está intentando volver a ser el que era. Su profesionalidad siempre queda manifiesta. Junto al riojano, Baraja y Nafti pueden formar una buena asociación. Entre los tres pueden repartirse muchos minutos esta temporada. Sisi quiere ser otro de los pesos pesados del vestuario; su compromiso esta fuera de toda duda. Peña y Jofre quieren empezar como terminaron la pasada temporada y Óscar quiere ser el timón del equipo.
No hay que olvidar a Bueno, al que Djukic ha pedido quedarse. Este año puede ser el de su explosión definitiva, aunque su continuidad está difícil. Con Marquitos pasa algo parecido, Djukic también cuenta con él, pero su irregularidad puede hacer que acabe con sus huesos fuera de Zorrilla. Veremos a ver como acaban estos dos jugadores.
Pero también hay miedo. Hay muchas incógnitas a falta de muy poco tiempo para empezar el campeonato. Los rumores sobre Nauzet, Guerra y Barragán cada vez son más intensos, y personalmente, son los buques insignias del proyecto. Serían los mejores fichajes que podría hacer el club.
Hay muchas dudas de ver como Carlos Suárez va a llevar estos asuntos. Si podrá con la presión que sus propios jugadores están metiendo o si se pondrá firme y no dejará escapar a nadie o al menos no malvenderlos.
Lo que si está claro, es que los aficionados vamos a vivir un año con un remusguillo en el estómago continuo...un remusguillo muy parecido al que tenemos o teníais antes de hacer un examen. Un año plagado de ilusión y sufrimiento repartido en partes iguales pero con la esperanza de que acabe con final feliz.
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